BIOSFERA VERSUS MEDIO AMBIENTE
Los grandes ideales y
experiencias sobre los que se levantó la sociedad industrial de siglos pasados
se han ido transformando en proyectos conservacionistas. El desarrollo de determinados campos del conocimiento científico ha establecido
nuevas líneas de pensamiento capaces de asumir y paliar las contradicciones del
desarrollo humano.
Aparece un nuevo orden y modelo
social y económico que en vez de tomar como objetivo el crecimiento indefinido,
toma buena nota de las características del entorno para construir formas de
vida estables. Un orden que en lugar de alentar a cada individuo y a cada
Estado a acumulación y consumo desmedido, individualmente mezquino y
colectivamente suicida, los oriente por caminos menos depredadores, más
creativos y moralmente gratificantes. Un orden que tome como objetivo material
su inserción equilibrada en el medio y
la consecución de las necesidades
vitales de los hombres.
Ahora se da la paradoja de que la
ciencia se ocupa de predecir el rápido deterioro de las condiciones de
habitabilidad de la Tierra que la ciencia misma ha propiciado con la tecnología
y las soluciones técnicas parcelarias en lugar de enfrentarse a un conocimiento
científico unitario.
Aparece así un enfrentamiento
entre los términos economía y ecología. Para el primero de ellos la idea de
naturaleza no es otra cosa que el “medio ambiente” que rodea al hombre y cuya
calidad se puede mantener a base de paliar algunos de los impactos más
negativos que se derivan de su uso. Para el segundo, la naturaleza es la
“biosfera” en la que el hombre se considera integrado para lograr modelos más
estables y sostenibles.
Las actuaciones concretas se
mueven entre los extremos de estos dos modelos. El primero se considera
socialmente realista, como reflejo del statu quo actual. Pero visto desde el
ángulo de la racionalidad científica, este modelo es cada vez más inviable. El
segundo de estos modelos, más realista desde el punto de vista científico, y
más acorde con los valores vitales humanos requiere, sin embargo, una
modificación social e institucional vigente que tendría que enfrentar un muro
de intereses bien atrincherado en posiciones de privilegio.
La crisis de la sociedad
industrial y de su modelo de gestión
está llamada a evolucionar en esta
realidad paradójica con el
enfrentamiento entre un realismo social y un realismo científico, entre un
mundo industrial y unos modos depredadores e insolidarios a un sentir cada vez
más ecologista.
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